Estamos perdiendo el tiempo al no usar las Reservas Internacionales Netas del BCR para inyectar liquidez ahora en los sectores C2 + D + E. Perderemos muchos años de desarrollo económico-so-cial al no usar el “dinero helicóptero” de Milton Friedman y Nouriel Roubini. Cuando Estados Uni-dos y otros países consideren la reactivación de la demanda interna (que en un ambiente global de súper-producción no generará inflación ni riesgo alguno) por inyección masiva de liquidez, quizás sea muy tarde para una economía y sociedad tan frágiles como las del Perú.
Lo realmente interesante ahora es reinventar hipotéticamente la economía nacional. Y pasar, de seguida, a una estrategia de mitigación inteligente, liderada eficazmente, y de desarrollo cultu-ral-organizacional obligado, siguiendo rigurosamente la estrategia de “inmunidad de grupos de rebaño”.
Todo ello es posible con un liderazgo eficaz y firme, con la misión de crear una revolución cultural y organizacional dentro de la sociedad, para llegar a situaciones como en Japón, por ejemplo, donde el 90% de la gente sigue yendo al trabajo aplicando las reglas de la mitigación social del contagio viral.
El sistema económico actual no se concentrará, bajo ninguna circunstancia, en los más vulne-rables (que es su gran indicador de obsolescencia sistémica). Solo le interesará la “estabilidad macroeconómica”, sin importar la depresión y la muerte de millones de personas. Contrariamente a un sistema de guerra, que da prioridad a la protección de los heridos y más vulnerables. Pase-mos, entonces, a una economía de guerra. Hasta Donald Trump está planteando ya transferir un monto mayor a 2 billones de dólares: 1,200 dólares/mes a cada ciudadano con ingresos menores a 75,000 dólares al año, y 500 dólares a cada niño de estos hogares. No solo debemos aplanar la curva de la infección sino también la curva inversa de caída de la demanda y la oferta de bienes y servicios. ¿Por qué la urgencia de inyectar liquidez de forma masiva?…
Porque es posible la fracturación geográfica regional de nuestro país, gradualmente pero veloz y sostenidamente, cuando conjuguen la pandemia, la desesperación y la muerte. Todo ello por la velocidad y lo intempestivo de la pandemia, no por su letalidad, pero sobre todo por la fragilidad de nuestro sistema económico-social. La conjunción con otras enfermedades (el año 2014 mu-rieron 13,349 personas por neumonía y 19,360 por cáncer), el estrés y la depresión, matará a más personas que cualquier pandemia.
Aprendamos a vivir en el mundo desconocido que se levanta ante nuestros ojos. El sistema en el cual hemos vivido ha llegado a su límite. Preparémonos, pues, para vivir en una economía de gue-rra de dos años. Terminará la actual cuarentena, pero seguirán los contagios y rebrotes. El estado de economía de guerra evitará los desbordes sociales peligrosos como la aparición de bandas, saqueos y la huida caótica de Lima hacia el campo (como, por ejemplo, la invasión masiva del campo por parte de los madrileños, en España). Estamos obligados a duplicar la infraestructura y los profesionales sanitarios, con capacitación urgente y la aplicación de los 6 planos del Pro-grama de Reestructuración Económica Nacional por Distribución de Riqueza Social que a continuación describimos en lo fundamental, es lo que tendría que hacerse ya.
- Constituir inmediatamente la Dirección Ejecutiva Cívico-Militar de Economía de Guerra, com-puesta por representantes de los tres poderes del Estado, las Fuerzas Armadas y Policiales, y movimientos de la sociedad política y la sociedad civil.
- Distribución inmediata de dinero en cash por 03 o 04 meses, en los sectores sociales C2 + D + E (12 millones de trabajadores independientes MYPE informales) a través de tarjetas inteligen-tes de consumo de bienes y servicios básicos, que sería el inicio de la gran empresa estatal de reestructuración de la economía real por distribución de riqueza social.
- Creación de empleo masivo, en un plazo de 03 o 04 meses, por desplazamiento de mano de obra a la agricultura, a la creación de infraestructura de agua y desagüe a nivel periurbano, a la limpieza y desinfección de pistas, veredas y superficies de contacto, al sector de confecciones y calzado de seguridad urbana, al sector de la metal-mecánica y herramientas para el trabajo sanitario, etc.
- Modernización y desarrollo MYPE a través de Escuelas y Centros de Gestión de Concesiones (de capacitación, tecnología y microfinanzas) como cadenas de valor de creación de nueva riqueza en los sectores comercio, servicios y manufactura.
- Reconfiguración de villas periurbanas por autogestión social para el desarrollo organizacio-nal y la autosuficiencia urbana, con el liderazgo de proyectos piloto de 10 mil familias (40 mil personas).
- Preparación y gestión del éxodo urbano y el Neorruralismo sobre la base de la identificación y gestión de terrenos libres o abandonados para 660 mil familias, en un ámbito de 3 millones de hectáreas con perfil agropecuario sostenible, en sierra, Amazonía y costa desértica.